HistóricoOpinión

No todos los cuentos de hadas tienen finales felices

Desde pequeños nos han enseñado que los cuentos de hadas siempre tienen final feliz. La vida no es cuento de fantasía, sino que se lo pregunten al bueno de Ronaldinho. El mago brazuca aterrizó de París para llegar a la ciudad condal. El inicio del relato parecía de ensueño, de fábula, como si de hadas se tratara. Los inicios del cuento lo podrían firmar los mismísimos hermanos Grimm, pero… ¿Y el final? Hoy en día parece una tragicomedia del excelso William Shakespeare.

Un mago llamado Ronaldinho

No entiendo el fútbol sin el bordaje de Ronaldinho. La magia, la clase y el calibre que imperaba en los feudos eran cautivadores. La pesadilla de cualquier zaguero. Su juego de pies infernal que mareaba a sus contrarios. Las diabólicas bicicletas, sus bárbaros sombreritos o su jocosa samba. El ‘10’ carioca llegó para deleitar, avasallar otro juego, otro ritmo. Sus jugadas en el Camp Nou son historia del fútbol, poesía del fútbol moderno. El ilusionismo que profesaba era apto para unos pocos acariciados por una varita mágica. Tu talento me aprisionó al televisor cada fin de semana.

De héroe a villano

No sé qué hiciste dinho. De lo sobresaliente a lo ínfimo. De dar clases de fútbol en el Chamartín a ser el centro de las polémicas. El fútbol rodaba a tu antojo. En 2005 te llevaste el Balón de Oro y en 2006 el F.C. Barcelona levantó su segunda orejona a tu merced. De tu desorden ordenado creaste aun más desorden, y esta vez se convirtió en caos, un caos ineludible, y eso no gustó. Pasaste de ser ídolo en los terrenos de juego a buscarte marañas fuera de ellos. Tus hechizos se ahogaron en un mar de deslices. Hasta 2018 nos regalaste lo que mejor sabías hacer sin duda alguna, dar mimos al balón. La ficción y la realidad no van de la mano, ojalá, pero no. Tu sonrisa se apagó y con ella se fue todo ese fútbol mágico que nos arrojabas.

 

Foto portada: @1oRonaldinho

Los comentarios están cerrados.