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Paradoja en Milán

Si buscamos la palabra paradoja en el diccionario, encontraremos la siguiente definición: «Hecho o dicho aparentemente contrario a la lógica». Sin ninguna duda, es el mejor vocablo para definir la semana del Milan. Los rossoneri empataron sin goles contra el Newcastle en un partido que merecieron ganar de largo. Remataron 25 veces y nueve de ellas fueron entre los tres palos. Aun así, fue en vano, ya que el encuentro terminó 0-0 después de un gran juego de los italianos.

En esta jornada 5 de la Serie A pasó prácticamente lo contrario. El equipo de Pioli hizo un partido nefasto contra el Hellas Verona, con muy pocas acciones peligrosas y con un juego bastante soporífero, carente de profundidad y precisión. Sin embargo, en esta ocasión sí sumó los tres puntos gracias al gol de Leao a los 8 minutos. Ni el portugués, que sí que dejó algún detalle de calidad, fue capaz de elevar el nivel de un Milan muy plano. Su carrera para plantarse delante de Montipò, tras un pase de Giroud, y definir a las mil maravillas fue de lo poco destacado.

Las lluvias atrasaron 25 minutos el inicio del duelo en un presagio de lo que sería un día oscuro en la ciudad lombarda. Incluso antes del único tanto del partido, San Siro dedicó una pitada a sus jugadores por el «espectáculo» que estaban realizando. Podríamos achacar que después de jugar un derbi contra el Inter, donde encima pierdes 5-1, y tener un partido de Champions entre semana es algo que puede hacer que los futbolistas se cansen. El punto es que Pioli cambió cinco jugadores de campo con respecto al encuentro contra el Newcastle más Sportiello, que entró en la portería por el lesionado Maignan. Además, el técnico parmesano introdujo una variación en su sistema de juego y pasó del habitual 1-4-3-3 a un 1-3-4-3. La novedad no se notó mucho. El problema estuvo en que los protagonistas no parecían estar muy motivados.

Con todo y eso el Milan no sufrió demasiado. Folorunsho y Bonazzoli tuvieron las únicas acciones ofensivas del Hellas. El primero de ellos, con un gran cabezazo, sí que obligó a Sportiello a trabajar para evitar el empate, pero el del segundo fue un tiro sin mucha potencia. Pulisic y Musah pusieron las oportunidades locales con dos acciones en las que se demostró la calidad técnica del ex del Chelsea y la potencia física del neoyorquino. En ambas ocasiones, el héroe fue Montipò, que logró mantener a su equipo con vida para que intentara un empate que nunca llegó. Así finalizó el partido en Milán, con un sabor extraño: feliz por la victoria, pero decepcionado por el juego. Seguramente dará más que hablar el estreno de la tercera camiseta, una elástica rosa con un degradado que la torna azul en la parte final, que el encuentro.

Foto de portada: AC Milan

Juan De Aracil

Fundador y director de AreaDePenalti.