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Ni Forlán elimina a la nueva naranja mecánica

La primera semifinal se jugaba en Ciudad del Cabo, en el Cape Town Stadium. Allí, dos de las mejores selecciones del mundo se vieron las caras. Uruguay y Holanda buscaban estar presente en el Soccer City de Johannesburgo. Desde el momento de los himnos, se pudo ver la diferencia entre los pocos charrúas y un estadio casi naranja al grito de “Vamos Holanda”.

Uruguay 2-3 Países Bajos

Holanda partía como favorita para jugar la final y demostró desde bien temprano la calidad individual de sus jugadores. Una gran jugada de Robben en la banda que terminó en un disparo de Kuyt fue la primera ocasión del partido. Sin embargo, el equipo dirigido por Oscar Tabárez mordía los dientes y fue capaz de dominar en varios momentos del juego. Países Bajos no estaba cómodo en el juego por el gran trabajo de los sudamericanos.

En una jugada que aparentaba ser una más, Van Bronckhorst recibió el balón a 30 metros de la portería. Sin pensarlo mucho, el lateral disparó con un misil que fusiló la meta defendida por Muslera. Una auténtica obra de arte.

Aunque, a la hora de hablar de obras de artes, cabe mencionar al artista llamado Diego Forlán. En la recta del final de la primera parte, el Cachavacha mostró al mundo su ambidiestralidad con un gran remate con su pierna izquierda que Stekelenburg no pudo detener. Con el resultado en tablas el partido se trasladó a los vestuarios.

Tras un descanso de quince minutos, el partido pudo reanudar sin problema alguno. Durante buena parte de la segunda parte el duelo pasó a ser una igualdad máxima. Cualquier error de cada equipo hubiera puesto en peligro el pase a la final. A falta de 20 minutos la igualdad se rompió.

Sneijder, con un gol dudoso por la posición antirreglamentaria, puso el segundo tanto de la naranja mecánica. Tres minutos más tardes, con una Uruguay rota, Robben, con un remate de cabeza, consiguió el tercer gol de los holandeses, que sentenciaban el partido.

En los restantes diez minutos de la primera semifinal, Uruguay se mostraba fuera del partido. Mientras, Holanda controlaba el balón. Antes de que terminara el encuentro, los celestes se metieron en el choque con un gran remate del Mono Pereira que besó la red tras tocar el palo. Desde el gol hasta el pitido final, Uruguay tocó varias veces el gol de la prórroga, pero, desgraciadamente para los tres millones de habitantes uruguayos, no llegó.

Finalmente, Holanda se clasificó a la final de mundial jugando con una ayuda externa. Su rival, España o Alemania, será el último paso para que la selección de Bert Van Marwijk toque el cielo por primera vez en su historia.

Foto portada: Fifa.com

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