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El Barça vuelve a caer en La Catedral

Athletic y Barça disputaron uno de los mejores partidos de la Copa del Rey hasta la fecha que concluyó con un pase de los leones a cuartos de final. Un partido que se caracterizó por la intensidad y ganas de ambos equipos y que además influyó en que  San Mamés se convirtiese en una auténtica olla a presión.

Athletic 3-2 FC Barcelona

El enfrentamiento no pudo comenzar de mejor manera para el conjunto local, sin ir más lejos, todo empezó cuando Nico Williams superó con creces en velocidad a Jordi Alba en ese flanco derecho. Ese centro lo aprovechó Muniain, que con una soberbia definición superó al guardameta alemán que se encontraba ligeramente adelantado.

Los rojiblancos siguieron presionando y eso produjo imprecisiones en la salida del balón de los de Xavi. Cuando menos parecía que iba a llegar, en una gran jugada colectiva por la banda izquierda, el recién llegado, Ferrán Torres, se introdujo en el área y sacó un gran disparo de la chistera para poner el marcador en tablas.

Intensidad y ganas

El resto de la primera parte siguió el mismo camino, los de Marcelino generaban poco a poco ocasiones de peligro, forzando a Ter Stegen a realizar alguna que otra parada de mérito. Sin embargo, los catalanes intentaban mantener la posesión, pero sin acercarse mucho al área rival.

En cuanto a la segunda mitad, ambos técnicos tuvieron que mover fichas en el banquillo y es por ello que ambos agotaron varias ventanas con el objetivo de añadir frescura al juego. Varios fallos de Frenkie De Jong, que casualmente fue uno de los frescos, originaron varios contragolpes de los hermanos Williams, pero que no supieron adelantar a su equipo.

A falta de cinco minutos, en una falta a favor de los rojiblancos y después de varios rebotes, Íñigo Martínez logró adelantar a los suyos, pero por poco tiempo. Ya en el descuento, una magnífica asistencia de chilena de Dani Alves acabó en un disparo de Pedri que consiguió batir a Julen y mandó el partido a la prórroga.

El inicio de la prórroga fue muy conservador y precavido por ambas partes, pero en una de esas jugadas aisladas, un centro de Nico Williams tocó en la mano de Jordi Alba y forzó un penalti. Iker Muniain no tuvo ningún problema en transformar el lanzamiento desde los 11 metros y sentenciar el duelo. A pesar de que los azulgrana insistieron hasta el final, no consiguieron generar el tanto del empate.

Unos dicen adios y otros sueñan

Tras está eliminatoria, los azulgrana dicen adiós a otra competición más, mientras que los bilbaínos, seguirán luchando para llegar a la final de su torneo fetiche que tantas alegrías les ha dado durante estos últimos años.