El PSG olvida los fantasmas del pasado
El Paris Saint Germain derrotó al Borussia Dortmund por 2-0, superando así la ronda maldita de los parisinos, los octavos de final de la UEFA Champions League. Tuchel planteó un partido muy sensato y prudente, que le permitió al PSG alzarse con la victoria y superar a un Dortmund tímido y eunuco.
PSG 2-0 Borussia Dortmund
El choque no había empezado y la polémica estaba servida. Dos días antes se confirmó que la contienda se disputaría a puerta cerrada. Los parisinos gimotearon la decisión, perdían el factor campo, perdían la ventaja que le propició quedar primero en la fase de grupos. Asimismo, Thomas Tuchel sorprendió con cambios en el XI inicial. 1-4-2-2-2 en vez del 1-5-2-3 de la ida y jugadores como Cavani, Paredes, Kehrer, Bernat y Sarabia tendrían cabida en el sistema. Favre no modificó nada.
El encuentro arrancó y murió trabado, espeso. Transcurridos tan solo 28 segundos de partido, Neymar ya recibía una falta, la primera de muchas durante los 90’. En los instantes iniciales del juego se podían percibir las intenciones y el discurso que procuraban ejecutar. El PSG, ordenado y escalonado, buscó domar el balón, moverlo de lado a lado de una manera estoica y sosegada hasta atraer a su rival y buscar una fuga en la que poder filtrar un pase entre líneas, acelerar el juego y dañar así a la zaga alemana. Sin embargo, el Dortmund, desde un plan más reactivo, cerraba espacios con un bloque compacto y esperaba el momento para contragolpear. Una estrategia coherente, teniendo en cuenta la fragilidad en transición defensiva que padece el equipo de Tuchel, pero esta vez sería muy diferente.
Acelerar para degollar
La primera ocasión amenazante del choque tuvo lugar en el 24’, iniciada por Gueye. El senegalés encontró la conexión entre líneas con Ángel Di María, que con tiempo y espacio, se giró, encaró a un indolente Zagadou y encontró la fuga que andaba buscando en forma de pase filtrado hacia Cavani, que no pudo superar a un buen Burki. Esta acción dejaba claro el objetivo de Tuchel, dormir el encuentro, serenar al rival, arriesgar poco en los envíos para, en ese preciso momento en que se produjera un desajuste, apretar el acelerador y degollar al rival. El técnico alemán sabía que ocasiones iba a disponer.
Minutos más tarde, en el 27’, Di María envió un saque de esquina teledirigido al área de penalti, en la que, con los arrastres de las torres parisinas al primer palo y la mala defensa de Achraf, Neymar cabeceó a placer para poner el 1-0 en el electrónico. Sin realizar grandes esfuerzos ofensivos, el PSG se adelantaba en el marcador y, por ende, en la eliminatoria.
Seriedad y efectividad
A raíz del gol, las tornas cambiaron y el PSG pasó de robar en campo rival a defender más cerca de la portería de Keylor. El conjunto de Favre, más dominador que al inició del encuentro, no acabó de ser lo suficientemente amenazante como para hacer daño al cuadro parisino. El elenco local, a base de solidaridad defensiva, repliegues y un buen escalonamiento de sus fichas, logró evitar el peligro alemán.
Cuando parecía todo concluido en la primera mitad, el Paris Saint Germain volvió a asestar un golpe de eficacia sobre la mesa. Bernat recuperaba una pelota en campo rival y a partir de ahí, Neymar jugaría con Sarabia y este sacaría un centro tenso al área para que el mismo Bernat lo rematase con la punterita, de una manera sutil pero eficaz, entrando con musiquita cerquita del poste derecho de un Roman Burki impotente. Velocidad, pocos toques y precisión en cada contacto. El árbitro finalizó la primera mitad con la eliminatoria encarrilada para los parisinos.
Venció el tedio en el segundo tiempo
El encuentro, que parecía haberse avivado y exaltado, se convirtió todavía más lánguido y derrengado. Predominó el poco ritmo, las constantes faltas e interrupciones y las pocas ocasiones de peligro de ambos conjuntos. La ocasión más clara fue en el 53’, Di María tiroteó desde 35 metros de distancia un libre directo, que a no ser por las manos salvadoras del guardameta suizo, estaríamos ante uno de los goles del torneo, si acaba habiendo más.
Finalmente, después de pocos intentos de remontada del cuadro alemán, el encuentro murió siendo un reflejo del contexto, apático, triste y sin parecer unos octavos de la mejor competición del viejo continente. El PSG pasaba a unos cuartos de final cuatro años más tarde, superando así su maldición en esta ronda, pero dejando una imagen extrafutbolística pésima en la celebración del pase.
Foto portada | @PSG_inside