Soccer: La selección de Estados Unidos que se viene
Estados Unidos tiene un don para la épica. Desde el cine, donde les encanta hacer explotar cosas en cámara lenta, hasta la música, donde sus artistas llenan estadios gigantescos donde la gente corea sus canciones. También son exagerados, por eso existe Las Vegas. Y sobre todo, tienen un ego inmenso. Siempre quieren ser los mejores, y muchas veces sin serlo, se lo creen.
Pero si en algo son buenos de verdad, es en el deporte. El beisbol, el fútbol americano y el hockey sobre hielo son lo que podríamos llamar americanadas, aunque se practique en más sitios. La NBA, pues eso, es la NBA. En el tenis ha dado tenistas como Pete Sampras, Jimmy Connors, las Williams o Andre Agassi, entre muchos otros. En el mundo del atletismo han dado a un sinfín de campeones. Y actualmente, al fútbol lo siguen llamando “soccer”.
Soccer: La selección de Estados Unidos que se viene
El fútbol es la mancha en su historial. No han sido capaces de dominar el deporte rey. La MLS (Major League Soccer) a día de hoy es una liga con nivel decente y bastantes jugadores interesantes, pero hasta hace muy poquito era una liga mucho más pobre de lo que debía. Por el soccer habían pasado Pelé, Cruyff, Beckenbauer, George Best o Eusebio, cuando era la North American Soccer League, pero fueron David Beckham y Thierry Henry quienes marcaron el camino actual.
Los cambios
Los americanos, en su afán de hacer parecer que dominaban un deporte que se les quedaba muy grande, llegaron incluso a cambiar las normas. Por ejemplo, igual que en el baloncesto, el tiempo del partido corría a la inversa en el marcador, y se detenía el reloj cada vez que se paraba el juego.
Lo más llamativo fue que intentaron acabar con los empates, y crearon los shoot-out, que consistían en un mano a mano en el que el jugador tenía que recorrer 32 metros en 5 segundos para definir ante el portero, algo parecido al hockey. El equipo que ganaba en los shoot-out, recibía un punto, el que perdía, cero.
El fútbol no aceptó estas nuevas normas y el soccer tuvo que adaptarse a la normalidad. No podía cambiar el deporte para ser mejores, les tocaba adaptarse. Les ha costado mucho, los equipos han tenido que invertir en sus canteras y los jóvenes han tenido, la mayoría, que saltar el charco y venir al fútbol europeo, pero la selección americana tiene por primera vez un equipo ilusionante. Un equipo joven, con futuro, y que viendo los nombres te hace pensar en que dentro de seis años, en el Mundial que organizan en 2026, igual pueden hacer mucho ruido.
Fútbol y europeización
La clave está en que sus jugadores forman parte de equipos top. Alguno juega en lo que podríamos considerar uno de los mejores equipos del mundo, pero la mayoría juegan en equipos que compiten, equipos conocidos. El lugar adecuado.
El proyecto ha avanzado hasta un punto en el que Estados Unidos, el pasado noviembre, pudo hacer una convocatoria de 24 futbolistas para enfrentarse a Gales y Panamá, con un total de 23 jugadores que militan en Europa. El otro era Johnny, jugador del Inter Porto Alegre brasileño.
Con estas líneas no quiero decir que Estados Unidos vaya a ser campeón en 2026, ni mucho menos. Pero tiene jugadores con un potencial enorme, y despertar el hype nunca está de más. Por supuesto, quedan grandes talentos jugando en casa, en la MLS, pero el fútbol top está en Europa, y tener muchos aquí, es sinónimo de futuro prometedor. Porque los hay con buena pinta, pero hay otros que ya son toda una realidad. Y qué realidad.
Once prometedor
Porque podríamos hacer un once, a priori competitivo, con jugadores que de las cinco mejores ligas del mundo, y salvo dos jugadores, todos menores de 25. No es fácil lograr algo así, pero Estados Unidos ya está en ese punto.
De Inglaterra
En la mejor liga del mundo, la Premier League, tendríamos hasta cuatro jugadores. Tras superar su gravísima lesión de los ligamentos de la rodilla, provocada en su cesión en el Düsseldorf, Zack Steffen (25 años) ya es el portero suplente habitual del primer equipo del Manchester City, y ha llegado a debutar en Champions League.
Tim Ream (33) y Antonee Robinson (23), sufren en el Fulham con intención de lograr la permanencia tras un merecido ascenso. Ream, central, tuvo un pésimo inicio y ha sido relegado a la suplencia, pero Robinson es dueño y señor del lateral izquierdo del equipo de Scott Parker.
El último representante de la Premier en este once sería Christian Pulisic (22). El mejor jugador de los americanos. Propenso a las lesiones, pero un tipo diferencial cuando está fino. Sus 11 goles y 10 asistencias con el Chelsea la temporada pasada son una buena carta de presentación.
De Alemania
Antes de llegar al fútbol inglés, Steffen y Pulisic habían pasado por el fútbol alemán, y no han sido los únicos. Tres jugadores más de nuestro once defienden actualmente los colores de clubes de la Bundesliga.
Chris Richards (20) sería nuestro segundo central, pero por sus capacidades puede hacer como lateral en ambas bandas sin que su nivel lo note. El Bayern sabe que tiene un diamante en bruto, y por eso lo miman y van puliendo con calma. Pero es que en lo que va de temporada ha jugado en Bundesliga y ante los tres rivales del grupo en Champions League.
En Tyler Adams (21) tendríamos nuestro pivote. Un tipo que ya es titular en el RB Leipzig, aunque sea jugando fuera de posición en la enésima locura de Nagelsmann. Siempre con calma, siempre bien colocado. Lleva año y medio en el club, y juega como si llevara diez.
El último es posiblemente el que tiene el futuro más prometedor de todos, Gio Reyna (18). La temporada pasada participó en muchos partidos con el Borussia Dortmund, pero este año le dieron la titularidad y no la ha soltado. 3 goles y 5 asistencias en 13 partidos ligueros. Sea como mediapunta o como extremo. Velocidad endiablada, verticalidad, descaro y ese aura particular que desprenden los jugones.
De España
De los cuatro jugadores que nos faltan para completar la alineación, dos los disfrutamos en La Liga. En su primera temporada, además.
Sergiño Dest (20) dejó el Ajax para recalar en un Barcelona en pleno proceso de reinvención, para ser el lateral derecho de los próximos años. No se ha adaptado mal, y aunque los inicios no han sido los mejores para el equipo, en general, ha dejado detalles de lo que es su fútbol ofensivo y de sus ganas de participar.
Yunus Musah (18) es una de las pocas noticias positivas que ha dado el Valencia esta temporada. Un extremo veloz como pocos, pero que también actúa como interior y que sabe jugar bien por dentro, como ha hecho con la selección. La falta de competencia en un proyecto moribundo como es el del conjunto che, le hacen titular indiscutible. Descaro y regate.
De Italia y Francia
Completamos el once con la Serie A y la Ligue 1. Weston McKennie (22) y Timothy Weah (20). El primero es un mediocentro, box-to-box, de la Juventus. Sus inicios con Pirlo no fueron nada fáciles, pero su salida de balón, sus llegadas constantes al área y su buena distribución le han devuelto la titularidad y han dado a la Vecchia Signora un aire distinto. El segundo sería nuestro delantero centro, representando al Lille, donde no es titular, y tras un año complicado por fin tiene minutos con regularidad. La sombra de su padre es alargada, pero Timothy Weah tiene algo que decir en esto del fútbol.
Esto nos deja: Steffen, Dest, Richards, Ream, Robinson, Tyler Adams, McKennie, Musah, Pulisic, Reyna, Weah. Muchísimo talento, y eso que no hemos hablado de los Otasowie (Wolves), Sargent (Werder Bremen), Ledezma (PSV), Johnny Cardoso (Internacional Porto Alegre), Cannon (Boavista) o Konrad de la Fuente (Barcelona B).
Más fútbol, menos soccer
Unos parece que serán, otros ya son. El futuro de la selección americana es muy prometedor, y si no es esta generación, será la siguiente. Pero el trabajo hecho hasta ahora les ha llevado hasta aquí. Estados Unidos no va a ganar el Mundial en 2022 ni lo hará en 2026, pero si todo sale según el plan, van a competir. Van a hacer ruido, van a luchar de tú a tú en el torneo de fútbol más importante del mundo. Y siendo Estados Unidos, eso es un éxito absoluto. Porque se creían buenos cuando no lo eran, pero esa confianza en sí mismos, si llegan a ser un equipo competitivo, puede ser el punto que lo cambie todo. Y a lo mejor ahí dan el salto. A lo mejor ahí empiezan a ser buenos en el fútbol, y así por fin, compitiendo, dejarían de llamarlo “soccer”.
Foto de portada: @USMNT