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Nací viendo a Messi con el balón

Valorar lo que tienes antes que aprendas a valorar lo que perdiste

Para alguien que vio jugar a Maradona, Cruff, Zidane, Ronaldo, Ronaldinho, Henry o incluso Pelé, Messi es un gran futbolista, uno más de esa interminable lista de jugadores que revolucionaron su fútbol contemporáneo. Pero este no es el caso.

Tras una apetitosa cena en mi residencia y una búsqueda larga en Twitter sin motivo alguno, encontré un tweet de una radio nacional que afirmaba que el futuro de Messi está más lejos que cerca del FC Barcelona y, a su vez, lo que es peor, del fútbol europeo (tweet que sería desmentido por el propio medio minutos más tardes). Una vuelta a casa sería hermoso y más para un argentino como yo. Sin embargo, ¿merece la pena la felicidad de un par de días o incluso semanas por unos años de tristeza?, teniendo en cuenta que la ida de Messi sería la crónica de un retiro anunciado.

Messi como en su casa en el Camp Nou
Messi como en su casa en el Camp Nou | Foto: fcbarcelona.es

Razonando mi respuesta, como en los exámenes de los institutos, llegué a una conclusión en tiempo récord, casi instantánea. “NO” sonaba en mi cabeza, “Messi debe seguir con el Barça. Ese Barça que, a día de hoy, da asco leer, oír o ver en los medios de comunicación”. Me duele mucho que un club con actuaciones muy dudosas, dentro como fuera del campo, tiene el mejor premio de la historia.

Sin soltar más ataques a la entidad culé y sin ganarme haters que animan una camiseta que un día amé, volveré a la idea del astro, del mesías, como se le mencionaba allá por 2010. Para alguien que ha crecido viendo a Lionel Andrés Messi Cuccitini con un balón bajo su control, significa más que la mera retirada de un ídolo, es la muerte de una parte propia. Darme cuenta que hemos sido unos afortunados por haberte admirado y que los años pasan y no podemos hacer nada.

Quién no se acuerda de esos partidos contra el Real Madrid donde se veían las caras de los mejores jugadores del mundo. Recuerdo en el «cole» los debates interminables de “Messi o Cristiano”, “Guardiola o Mourinho”, “Xavi o Xabi Alonso”. Así hasta completar con los titulares, suplentes e incluso con los reservas. Esos tiempos que en el parque lucías con orgullo los zapatos marca Messi con tu camiseta y su estampado con el 10 e intentabas plasmar sus movimientos de la noche anterior dribleando como si todos quisieran robarte el balón.

 

Messi celebrando un gol en el Santiago Bernabéu
Messi celebrando un gol en el Santiago Bernabéu | Foto: fcbarcelona.es

Para un fanático absoluto de Messi, lo imperdonable eran las comparaciones. El 10 en el Barça era otros con la selección. Peor aún más, la prensa pidiendo a Messi fuera de la selección. Tras la eliminación argentina ante Francia, la que terminó siendo campeona del mundo dejando atrás a auténticas bestias, en un partido donde estuvieron perdiendo tiempo, la culpa era de Messi, que caminaba en la mitad del campo y que no sentía la camiseta. Un recurso más usado que el “porque sí” de los padres. Siento lastima por ellos, no supieron disfrutarlo.

Recuerdo esa vez que fui a La Rosaleda como si fuese ayer. Un chaval de 16 años que ya se estaba considerando como un adulto rompió a llorar cuando Messi saltó a calentar. Lagrimas de felicidad. «Al fin lo conseguí» me decía a mí mismo. Con su sudadera rosa, pantalón azul, medias amarillas y zapatos negro y naranjas lo pude ver con mis propios ojos después de más de 10 años admirándolo. No me quiero imaginar si me hubiese salido con la mía y tuviese esa sudadera, la tendría en un pedestal. Sinceramente, he crecido, pero si mañana lo veo creo que mi locura se volvería mayor aún, ojalá solo llorase de alegría.

Para finalizar esta opinión, me gustaría hablarte a ti Lionel. Soy consciente que a lo sumo leerá esto alguien que conoce a alguien que conoce a alguien que conoce a alguien que te conoce pero confío en la regla de los seis grado para que esto te llegue. Solo tengo ganas de decirte gracias, por esas alegrías, tristeza, euforias, depresiones, lagrimas de felicidad y de tristeza. A lo largo de este tiempo te he podido conocer sin que tú me conozcas. Ojalá, algún día, nos sentemos a tomar mate y hablar (si no me da algo de la alegría claro está) sobre la vida. Agradezco todos tus esfuerzos por haber llegado a donde estás, por ser quién eres y por demostrar que con ganas y sacrificio se puede conseguir todo, regla que me voy a aplicar para algún día: tomar ese mate bien amargo.

Foto portada: Fifa.com

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